El asombro mezclado
con frustración se pudo ver en los ojos del nene, no podía entender porque el Bicho Bolita no respondía como siempre… ¿porqué no se hace como una pelota? ¿ Porqué
sigue caminando?
No fue al único que le pasó, no respondían a lo que se esperaba
de ellos, por más que se los toque ni de forma más o menos cariñosa pero
invasiva, ni con un palo, u otro objeto contundente, los Bichos Bolita seguían
erguidos, caminando, ajenos a todo intento de que hagan honor a su nombre.
Decidieron dejar de enroscarse en su propio dolor, de esconderse
y huir para adentro.
Decidieron dejar de acatar como una orden todo contacto con
su cuerpo y hacer obedientes lo que esperan de ellos.
Decidieron, pero seguramente no de un día para el otro,
aunque siempre hay un día anterior al de que se toma una decisión.
Caminaron en marcha erguida. Mientras varios hombres perdieron
la paciencia y lo que antes era roces sutiles ahora pasaron a ser golpes, fuertes para amedrentar,
para que quede en claro quién tenía la fuerza y el poder.
Varios quedaron en el camino.
La Noche surgió de repente y frenaron en su andar,
decidieron tomar un descanso y acurrucarse para buscarse a sí mismos y no estar
en soledad.
Decidieron darse un tiempo, para luego marchar con nuevas
fuerzas. Se acurrucaron entonces, y así poder sentir el calor propio y el de
sus compañeros, cosa que está permitida y hasta es recomendada en las rebeliones,
mucho más si de Bichos Bolita se trata.